viernes, 13 de febrero de 2015

UNESCO

La Unesco propone una ‘alfabetización’ física
Gracias al incremento en las horas de actividad física dentro del currículo escolar, que dispuso el Ministerio de Educación el año pasado en las escuelas, Emily Patiño de 11 años no solo bajó de peso sino que mejoró su habilidad y rendimiento.  

“Estoy muy contenta con todo lo que han hecho con la implementación del aprendizaje en movimiento en la escuela. A mi hija la veo más activa”, comenta Adriana Romero, madre de la pequeña. La estudiante del séptimo año de la escuela Heredia Bustamante de Quito cada viernes tiene clase de bailoterapia y recibe enseñanzas básicas de varios deportes, entre ellos el fútbol.

Esa actividad la ha ayudado, incluso a mejorar su rendimiento académico. “La práctica regular de educación física y de cualquier deporte pueden mejorar la capacidad de atención del niño, mejorar su control cognitivo y acelerar su procesamiento en el aprendizaje”, comentó Cristian Mejía, profesor de educación física.

Los estudiantes consultados, la mayoría, también se encuentran conformes con el incremento de las horas de actividad física. Por resolución, la carga de la asignatura de cultura física pasó de 2 a 5 horas a la semana. “Ese tiempo nos ha permitido dispersar más la mente, incluso a veces podemos disfrutar de juegos antiguos”, menciona Daniela Fierro, del colegio 24 de Mayo.

La estrategia de ‘aprendizaje en movimiento’ no es exclusividad del Ministerio de Educación en Ecuador. Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aconsejó a los gobiernos y autoridades educativas practicar una alfabetización física.

Un individuo alfabetizado físicamente, según la Unesco, tiene confianza en sí mismo, presenta agilidad y control frente a las exigencias y cambios. Además, demuestra sensibilidad no verbal y empatía en sus relaciones.

Todos estos beneficios son los que resume la Unesco para enfatizar en la necesidad de cultivar la educación física como una asignatura transversal en el currículo.

En su guía sobre cómo debe ser la educación física de calidad, la Unesco insta a los gobiernos a capacitar más a los docentes que se encargan de esta actividad. “Es una pandemia los crecientes niveles de sedentarismo, así como el sustancial riesgo de enfermedades asociado. Los recortes en la prestación de la educación física solo conseguirán incrementar este problema”, recalca el informe.

La Unesco cataloga el sedentarismo como el responsable de entre las 6% y 10% de las muertes causadas por Enfermedades no Transmisibles (ENT), como la obesidad, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.

En Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), el 29,9% de menores de 5 a 11 años padece de sobrepeso y el 80% de infantes de la misma edad tiene baja actividad física. 

En los adolescentes el nivel de sobrepeso es de 27%, mientras que en los jóvenes de 15 a 19 años el porcentaje es de 24,5%.

La guía que propone la Unesco recalca la conexión entre jóvenes físicamente activos y sus logros académicos. 

Si bien son muchos los factores que influyen en el rendimiento académico, la evidencia corrobora la idea de que si los jóvenes realizan al menos la cantidad de actividad física diaria recomendada, los beneficios sociales y académicos son importantes.

La fórmula física es la siguiente: cada menor o estudiante entre 5 a 17 años debe practicar 60 minutos de ejercicios al día. “Es comprobado que la actividad física dota al niño y al joven de una mentalidad más fuerte. Son más sociables y padecen menos trastornos mentales, como la depresión. Además sirve para que los pequeños aprendan los valores de la constancia, la perseverancia, la humildad y el trabajo en equipo que lo ayudará durante su vida”, indica Gonzalo Torres, docente de educación física del  colegio Albernia.

La organización mundial también pone énfasis en que los estudiantes tengan una guía en el ejercicio. “A veces nos dejan solos para que nosotros hagamos cualquier actividad, pero a veces ocupamos ese tiempo para estudiar otras materias. Creo que debería haber una especie de cronograma”, dice Daniela.

Igual criterio tiene Paulina Cárdenas, madre de familia, quien no ha visto en su hija ningún cambio con la implementación de las nuevas horas de actividad física.

“En la escuela de mi hija unos días tienen la clase de danza, de fútbol, pero no es constante. Hay veces que no tienen ninguna actividad y tampoco reciben clases. Creo que se está desperdiciando el tiempo llevando los implementos deportivos que no usa”, dice Paulina, cuya hija está en la escuela particular Albernia. (DIARIO EL TELEGRAFO).-

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